Arsenio es un hombre gris.
Ya desde muy pequeñito se dio cuenta de que no tenía ninguna habilidad, ni especial ni normal. Para el deporte era desgarbado, si intentaba pintar no sabía ni por dónde empezar, si hacia unas lentejas se le pegaban...
Cuanto más tiempo pasaba más le irritaba su ineptitud y, como si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña, comenzó a ensalzar la torpeza de los demás para suavizar su falta de aptitud (y, derivado de ello, su falta de actitud). Poco a poco hizo de ello una costumbre y, con mucho entrenamiento y ahínco, lo elevó a la categoría de “Arte” convirtiéndose en crítico.
Su nombre, aunque poco común, nunca sorprendió a nadie, probablemente por su similitud con el veneno.
Ahora adolece en sus opiniones de una tremenda verborrea, también conocida como diarrea verbal.
Lo que Arsenio no sabe es que hasta para criticar hay que saber y, si hubiera puesto tanto empeño en mejorar sus habilidades, probablemente ahora no sería un hombre gris.(Itziar Perpiñan)
Ya desde muy pequeñito se dio cuenta de que no tenía ninguna habilidad, ni especial ni normal. Para el deporte era desgarbado, si intentaba pintar no sabía ni por dónde empezar, si hacia unas lentejas se le pegaban...
Cuanto más tiempo pasaba más le irritaba su ineptitud y, como si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña, comenzó a ensalzar la torpeza de los demás para suavizar su falta de aptitud (y, derivado de ello, su falta de actitud). Poco a poco hizo de ello una costumbre y, con mucho entrenamiento y ahínco, lo elevó a la categoría de “Arte” convirtiéndose en crítico.
Su nombre, aunque poco común, nunca sorprendió a nadie, probablemente por su similitud con el veneno.
Ahora adolece en sus opiniones de una tremenda verborrea, también conocida como diarrea verbal.
Lo que Arsenio no sabe es que hasta para criticar hay que saber y, si hubiera puesto tanto empeño en mejorar sus habilidades, probablemente ahora no sería un hombre gris.(Itziar Perpiñan)