(Francisco Caro)
¿Qué culpa tenía el de que nadie le escuchara?. Iba por la calle, apuntando a la gente con un plátano y diciendo: -Te voy a matar.- Y claro con una altura de 1,50 y 45 kilos, calvo y feo, la gente se reía.
-Mira que te mato.- Insistía muy serio.
La risa se hacía más pronunciada.
- Si sigues riéndote te mato.
Ya no lo podían soportar más, y llegaba el momento en que morían de risa.(Pedro Caro)
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